El cernícalo primilla

Cometa sin brisa, a la luz todavía clara de la mañana, el cernícalo primilla cuelga su vuelo sobre el baldío y se lanza luego para capturar su presa. Su retorno le conduce en rápido aleteo hacia los tejados del pueblo. Su prole ya abandonó el mechinal de la torre parroquial y solicita, con penetrantes chillidos, el nutritivo langosto.

Abundantísimo en décadas anteriores en todos nuestros pueblos de llanura y prácticamente en toda España, su población ibérica ha quedado reducida a 5.000 parejas, de las que en Extremadura habitan 3.000. Cáceres y Trujillo se cuentan entre las ciudades con núcleos más numerosos, superando en ambos casos el centenar de parejas, y Plasencia, Malpartida de Cáceres, Zafra o Almendralejo mantienen e incluso incrementan también sus efectivos.

Esta pequeña rapaz diurna, la única que nidifica confiadamente en nuestros núcleos urbanos, otorga un valor añadido al patrimonio histórico-artístico de pueblos y ciudades, y es un claro ejemplo de que en Extremadura el patrimonio natural está profundamente imbricado con el patrimonio cultural. Mantener la presencia del cernícalo primilla en nuestros pueblos es tan obligado como conservar los monumentos más emblemáticos.