Grullas


Un río de sonido recorre ahora Europa, fluyendo a lo largo de más de dos mil kilómetros; un río de gargantas tronadoras, de alas remando en el otoño. Y viene a desembocar a estos campos de Extremadura. Este es nuestro mar del sur. Y si muchas de nosotras no han llegado aquí todavía no es por falta de ganas de encontrar el amparo de esta tierra, el cobijo de las encinas, vuestra cariñosa mirada… Si muchas se rezagan es porque el norte nos vio nacer, el norte es nuestra cuna, nuestra casa materna, de la que a veces cuesta levantar el vuelo.

Podemos ser de aquí y de muy lejos, podemos ser de hoy y del ayer. Sabemos que el cielo siempre estará abierto para nuestro vuelo, pero la tierra es vuestro dominio y la necesitamos. De vosotros depende que encontremos aquí fruto, reposo, confianza para perpetuar el viaje que grabamos en la memoria.

No somos sólo grullas; para vosotros somos todas las aves, todos los animales, todas las vidas de vuestra casa. Con nosotras vienen las aguanieves, brota el pasto y renacen los regatos. Os traemos el rugido de las olas del mar Báltico en nuestras gargantas y con alegre grito esparcimos el agua en los campos.